Cuando nuestro mejor amigo dejó de traernos el periódico en la boca, empezamos a ir nosotros al kiosco pero al poco tiempo nos cansamos. Decidimos aprovechar una promoción para suscribirnos y que nos lo entregaran en casa pero a veces, o lo encontraba el vecino o lo encontrábamos encajado en el buzón de tal manera que ni que nos lo planchara el mayordomo se podía leer todo. Entonces, descubrimos internet y ya pudimos recuperar su lectura, aunque no igual que en el papel, muy práctica, menos contaminante y sobre todo, más económica.
Ahora, para que nuestro mejor amigo siga haciendo el perro, tenemos un kiosko que pone casi toda la prensa del mundo al alcance de nuestro ratón (mouse le dicen algunos) y a todo esto tenemos al gato, que es más perro que nuestro mejor amigo, no le va la lectura y este ratón, le es totalmente indiferente.
Ahora, para que nuestro mejor amigo siga haciendo el perro, tenemos un kiosko que pone casi toda la prensa del mundo al alcance de nuestro ratón (mouse le dicen algunos) y a todo esto tenemos al gato, que es más perro que nuestro mejor amigo, no le va la lectura y este ratón, le es totalmente indiferente.
4 comentarios:
me encanta el ultimo comentario.
Gracias Natalia, los comentarios son impulsos desinteresados pero vuestra respuesta me interesa. Saludos
no son desinteresados, me dejas sin vocabulario....
Hola Natalia, cuando me refería a desinteresados, era por mi parte. Aunque en realidad, tampoco es que sea extrictamente cierto; cuando se hace una entrada siempre es con algún fin.
El mío, fundamentalmente, es parte de un ejercicio mental, que bien podría haberse fugado de Shutter Island...
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